Apreciado lector (a)

Por medio de nuestros datos de contacto podrá adquirir los títulos de su preferencia. También compramos libros.

Datos de contacto:

Celular y whatsapp: 322-9104183

E-mail: libreriaelhacedor@yahoo.fr





Bultmann

Por José Angel Fernández.
..
Me van a perdonar si no puedo ser ultra-crítico con el señor Rudolf Bultmann. Por supuesto estoy de acuerdo con algunos de sus críticos en que Bultmann cometió errores – ¿no lo hacemos todos? Incluso hoy día parece evidente que algunas de las conclusiones sacadas en su búsqueda personal del Jesús histórico llegaron muy (quizá demasiado) lejos. Por ejemplo, a pesar de que su ‘crítica de las formas textuales’ aún continua siendo usada hoy día, es cierto que en algunas ocasiones mostraba una postura (y unas presuposiciones) demasiado escéptica, históricamente hablando. Por otro lado también es cierto que aunque su programa de ‘desmitificación’ tenía muy buenas intenciones y, en muchos casos, tocaba asuntos y problemas reales del Cristianismo que hemos heredado, sus métodos y posicionamientos filosóficos resultan, cuanto menos, discutibles.
.
Sin embargo, si intentamos ser justos con todos los autores que leemos, hemos de ser capaces de separar a Bultmann de sus interpretadores posteriores. No hemos de perder de vista que la intención principal de Bultmann en toda esta empresa de reinterpretación era la de servir al hombre moderno favoreciendo una lectura del mensaje del evangelio de Jesús en términos más próximos a los de su época. Esa parece haber sido su intención al escribir su carta a los trabajadores de Sheffield Industrial Mission intentando explicar el evangelio en términos sencillos y aplicables a su vida diaria. Así, su principal preocupación era con la mitología que reinaba en la mentalidad de las personas que escribieron nuestros textos bíblicos. Un ejemplo de la posible diferencia entre la forma de ver el mundo entonces y hoy podría ser la diferencia entre aquellos que hoy creen que la tierra es redonda (u ovalada) y aquellos que creían que el mundo era más bien ‘cielo’ o ‘cielos’ (arriba) y ‘tierra’ (abajo). Pero es importante que seamos conscientes de que, al intentar esto, Bultmann no estaba haciendo nada que no hubieran intentado muchos antes que él. Haríamos bien en escuchar en este punto a Robert L. Wilken cuando dice, en The Christians As The Romans Saw Them, “El problema del carácter mitológico y legendario de los evangelios no apareció en los tiempos modernos. La fiabilidad histórica de los relatos de la vida de Jesús era ya un problema para los pensadores cristianos del segundo siglo”. En este sentido muchos escritores contemporaneos han usado el nombre y los métodos de Bultmann para intentar llegar mucho más lejos y con intenciones mucho más contrarias al Cristianismo de lo que Bultmann mismo mostraba. Así, cuando criticamos a Bultmann a veces es necesario separar entre ambos.
.
Una vez hecha esta distinción, aún es posible que algunos continúen estando en desacuerdo con los métodos y las intenciones de Bultmann. Están en su derecho. Pero lo que no se le puede negar a Bultmann es su tremenda sinceridad en toda esta búsqueda que decidió emprender. En la Biblia se puede leer: “Buscad, y hallareis”. Todos asumimos al leer estos versículos que cuando se dice, ‘buscad’, a lo que se refiere la Biblia es a una búsqueda sincera y abierta, con todo. La pregunta es: si alguien pierde la capacidad, mientras está buscando, de continuar creyendo en ciertas cosas que creía ciertas, ¿debe ser sincero, dejar de creerlas y continuar con su búsqueda, o engañarse a sí mismo y dejar de buscar honestamente? Bultmann pertenecía al grupo de los primeros (junto con otros como Paul Tillich, J.A.T. Robinson o Dietrich Bonhoeffer).
.
Es posible que las conclusiones honestas de Bultmann no apelen a muchos de los que las leen y que no comparten sus mismas dudas con respecto a los textos bíblicos. Pero también es posible que esas mismas dudas, y los consiguientes intentos de releer el mensaje del evangelio, resulten ciertamente liberadores para otros tantos. Por tanto seamos conscientes de que nuestra liberación puede llegar a convertirse en la condena de otro. Preguntemos y razonemos, pero no acabemos con el diálogo dogmáticamente; construyamos nuestras casas con cimientos sólidos, pero no de tal manera que no podamos invitar a nadie a tomar café porque nos hayamos olvidado de construir una puerta.
.
Tomado del blog del autor en el portal Lupaprotestante.

Borges: Macedonio Fernández Xul Solar y el género de la amistad indirecta.

Por Paul O Leopoldo (Filólogo selectivamente sordo).
www.xulsinsolar.blogspot.com
In memoriam de Francois Zourabichvilli, un amigo spinozista partido...

El género de la amistad indirecta.

Una breve lista de las “amistades” de Borges nos ofrecería los nombres de: Ramón Gómez de la Serna, Antonio Cancino Assenz, Adolfo Bioy Casares, Alfonso Reyes, Victoria y Silvina Ocampo, María Esther Vásquez,... y seríamos injustos, si no mencionáramos a los padres de Borges: Jorge Luis Borges y Leonor Acevedo de Borges, y a su gato Felpo.

Lo anterior nos daría un resumen más o menos completo de las amistades “físicas” de Borges, pero omitiría a sus grandes, -y eternos- compañeros de viaje: Homero, Dante, Shakespeare, Whitman, Poe, Blake, Stevenson, Chesterton, Melville, Quevedo, Schopenhauer, para solo nombrar a los más citados por el mismo Borges. Capitulo aparte habría que dedicarle a las literaturas plurales o semi-anónimas: germánicas, escandinavas, sajonas antiguas y a ese gran libro semi-infinito: “Las Mil y una Noches”.

Pero así como Borges escribió muchas páginas sobre “poetas menores” y literatura menor (recordar por ejemplo el caso de Evaristo Carriego o su “bestiario”), también nos aventurariamos a afirmar que Borges cultivó “amistades menores”. Acaso “el amor de las doncellas” fue para él uno de ellos, si tenemos en cuenta los versos del poema 1964:

“... ya no es mágico el mundo
te han dejado...
ya no seré feliz
tal vez no importe
hay tantas otras cosas en el mundo...”

Tantas otras cosas en el mundo...como la amistad. O quizá también una especie de amor spinozista, el amor que no espera ser amado. La amistad como un don. En uno de los libros que Borges no escribió (que quiso escribir) y que los clasificadores ya habrían archivado como un “ensayo filosófico”, se encuentra el caso del filósofo holandés Baruch Spinoza. En uno de los poemas que Borges (si) escribió y que dedicó a Spinoza, leemos:

Baruch Spinoza.

Bruma de oro, el occidente alumbra
La Ventana. El asiduo manuscrito
Aguarda, ya cargado de infinito.
Alguien construye a Dios en la penumbra
Un hombre engendra a Dios. Es un judio
De tristes ojos y piel cetrina;
Lo lleva el tiempo como lleva el rio
Una hoja en agua que declina
No importa. El hechicero insiste y labra
A Dios con geometria delicada;
Desde su enfermedad, desde su nada,
Sigue erigiendo a Dios con la palabra.
El más prodigo amor le fue otorgado
El amor que no espera ser amado.

La apología de Borges a la amistad, la búsqueda del verso válido que no requiere justificación es para Borges un método: un recorrido por las páginas blancas, como cuando se va conociendo un nuevo amigo. Un verso libre de todo compromiso externo, de todo artefacto. La amistad como una noche cíclica:

“lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras
los astros y los hombres vuelven ciclicamente...
no se si volveremos en un ciclo segundo
como vuelven las cifras de una fracción periódica
pero se que una oscura rotación pitagórica
noche a noche
me deja en un lugar del mundo que es de los arrabales
en una esquina remota
que puede ser del norte, del sur o del oeste
pero que tiene siempre una tapia celeste...
el tiempo que a los hombres trae el amor o el oro
a mi apenas me deja esta rosa apagada
y esta vana madeja de calles que repiten
los preteritos nombres de mi sangre...”

¿Sólo una rosa apagada...?

Borges, de quien ya se ha escrito casi todo o más de lo que él hubiera querido (o soportado, o escuchado, que es lo mismo) tuvo largas y prolíficas amistades al igual que profundas enemistades. Una de las más recordadas es la que lo une (paradójicamente) a la historia de Argentina: el peronismo. Un Borges que había sido provisoria y prematuramente socialista se ve, ya en su madurez, enfrentado a un fascismo contradictoriamente criollo, que según Borges viene a falsear el profundo individualismo del idioma de los argentinos.

Enemistades, como la de estar enfrentado al peronismo es un decir, pues la actitud de Borges apenas si pasó de un Bartleby en asuntos políticos. Más allá de una curiosa anécdota relatada por su hermana Nora, de haber pasado ella y su madre, unas cuantas horas en una comisaría de Policía y el caso “fantástico” de un nombramiento que el régimen le hizo a Borges como Inspector de aves y gallinas del mercado de Buenos Aires, no puede afirmarse que Borges haya pertenecido a comités activos de oposición a Perón. Si Borges se fue de Argentina, fue sobre todo para seguir sus pasiones literarias y nunca se consideró abiertamente como un perseguido político. En todo caso, la enemistad hacia Perón, sobrepasa en Borges todos los límites de los actos de fe.

Amistad que es también el sino trágico de los compadritos, esos fieles herederos del heroico gaucho Martín Fierro de José Hernández, caído en desgracia con el Facundo de Sarmiento y tantas veces elogiado por Borges en poemas, y relatos breves. Lo que une al compadrito con la vida, con la muerte, es el valor heroico que es mencionado por Borges en “página para recordar al Coronel Suárez, vencedor en Junín”. Gestos heroicos que resuelven los destinos de los personajes, por una prueba de amistad.

Y hasta aquí no hemos dicho nada de Macedonio ni de Xul, o tal vez si, autrement. Macedonio comparte con los gauchos citadinos, con los compadritos de la Buenos Aires de principios del siglo XX, un gusto, un sentir, una necesidad (de) por la oralidad. Sus mundos son disímiles. Macedonio, en busca de la última novela mala y/o de la primera novela buena, no tiene tiempo (o deseos) de ocuparse de las fieras y violentas historias de esos dantescos y “sanchescos” seres de los barrios bajos de la ciudad. Su camino es el de la metafísica.

Macedonio, de quien Borges aprendió cierta idea sobre el Tiempo, la Memoria y en especial, el Olvido. En “Adriana Buenos Aires (última novela mala), Macedonio nos dice: “la única verdadera tragedia no es el imposible del amor ni la muerte de los amantes sino el descaecimiento de lo que fue el amor, el Olvido... de todo lo verdaderamente trágico es el Olvido, y de éste lo más desesperante es que no se le advierte: el gradual insidioso advenimiento de la conformidad...”. Macedonio Fernández, Adriana Buenos Aires, ed. Península, Barcelona, 1998, p 10.

Xul, a su manera, pintó en sus cuadros mucho del “alma latinoaméricana”, con la venia de Platón. Uno de los más representativos en este sentido es el que se titula “país”, donde se distinguen las banderas de Brasil, Colombia, Perú, México y Argentina, entre otras. Podemos tener en cuenta también su cuadro “país lejano” que queremos que contemplen.

Alguna vez Borges pudo decir de Xul Solar, como si hablara de sí mismo, -bueno, sí, tambien del “otro”-: “tenemos, pues, esta primera definición de Xul Solar. Voy a tratar de descubrir otra. Diríamos que nosotros, o casi todos nosotros, vivimos aceptando el universo, aceptando tradiciones, conformándonos a las cosas. En cambio, Xul Solar vivía recreando el universo. Lo recreaba a cada momento. Creo que los teólogos dicen que el estado del mundo es de perpetua creación. Es decir, si Dios dejara de pensar en nosotros en este momento, desapareceramos aniquilados por su olvido. Dios nos piensa en cada momento. A Xul eso no le bastaba. Xul recreaba el universo”. Esta es la manera como nosotros nos acercamos a Borges: como un (re)creador del Universo.

Borges compartió con Xul Solar y con Macedonio Fernández su sentimiento de inconformidad, su rechazo a las tradiciones estáticas. De allí también su interés particular por ciertos filósofos y ciertos escritores y nuestro deseo de acompañar(nos) de (a) Borges en este tipo de lecturas, como la que le confía el propio Borges a Sábato en el libro de “diálogos”, recopilado por Orlando Barone. Recuerda Borges una lectura compartida con Xul Solar: “sí, claro... Hölderlin... un poeta muy pensativo. En una edición muy corriente, leímos con Xul Solar unos poemas que escribió cuando estaba volviéndose loco. Poemas de cuando la noche estaba rodeándole”. (Conferencias sobre la Obra de Xul Solar dictada por Jorge Luis Borges en la Fundación San Telmo, 3 de septiembre de 1980).

Luis Cernuda (uno de los cabalísticos olvidos de Borges), traduciendo de Hölderlin, el poema “aplausos de los hombres”, nos recuerda una intima relación que unía a Hölderlin con Spinoza:

Aplausos de los hombres

Hölderlin (traducción de Cernuda)
¿no es celeste mi corazón, su vida más hermosa
desde que amo? ¿por qué en más lo teníais
cuando más orgulloso y feroz era,
de palabra más rico y más vacío?

Gusta la multitud lo que el mercado precia
Y sólo al violento honra el criado;
En lo divino creen
Únicamente aquellos que lo son.

Relación que el mismo Hölderlin definía así: “Cuando se conoce a Spinoza del todo, no hay nada que hacer. Hay que ser totalmente amigo suyo. No hay otra filosofía que la de Spinoza”. En el poema anterior encontramos (al menos) dos ideas centrales de Spinoza. La primera, la crítica de Spinoza a Hobbes con respecto al miedo y al uso de la violencia. Recordemos que para Hobbes, el hombre es lobo del hombre y que el miedo guía necesariamente las acciones de los hombres. Para Spinoza, en cambio, si bien ocurre con mucha frecuencia que los hombres actúan guiados por sus pasiones tristes, siempre es posible transformar la existencia a través de las afecciones felices. Por ello, cuando Hölderlin dice “sólo al violento honra el criado” hay una gran similitud con lo que acabamos de exponer.

A manera de conclusión indirecta...

Según cuenta el mismo Borges, Macedonio Fernández y Xul Solar sólo hablaron una vez. Muchas expectativas albergaba Borges con respecto a esa fantástica entrevista, por el talante de los personajes. Sin embargo, no pudo nacer una amistad entre ellos. Simplemente serían amigos de Borges, por separado. Se trataría de una amistad indirecta.

Este tipo de amistad indirecta puede ser asimilado a uno de los géneros literarios de discurso indirecto que tanto cultivó Platón. La historia que cuenta un amigo de un amigo, que a su vez la refiere a otro, que finalmente escucha Platón (o que alguien le cuenta). Así, en varios relatos sobre Sócrates, éste aparece como narrador indirecto de hecho que él no vio y que luego serían relatado por alguien (Platón) que en ocasiones, tampoco lo escuchó directamente del Maestro Sócrates.

Ocurre lo mismo con muchas anécdotas e historias adjudicadas a Macedonio Fernández, rara vez surgen de un testimonio directo contado por él. Y allí es donde empieza y crece el sentido de la literatura fantástica: en todo lo que está a punto de ser contado, o que casi se ha relatado en su totalidad, pero que al final solo es aparente.

Breve bibliografia recomendada:

Macedonio Fernández. Museo de la novela de la eterna.
Macedonio Fernández. Adriana Buenos Aires
Diálogos Borges- Sábato, compilados por Orlando Barone
Diálogos Borges- Ferrari, FCE, 2005.
Borges, Jorge Luis. Arte poética.
Ana Camblong. Macedonio: retórica y política de los discursos paradójicos, EUDEBA, Buenos Aires, 2005.
Geney Beltran. El biógrafo de su lector. Guía para leer y entender a Macedonio Fernández. Fondo editorial tierra adentro, México, 2003

Cabo de la Vela, Guajira (Colombia). Diciembre de 2006. Ensayo dedicado a los amigos hacedores, Dalia y Victor Hugo

Víctimas del Libro

Hombres notables han amado el libro con tal apasionamiento y en circunstancias tales, que han sido sus víctimas. Con razón se ha dicho que el que quiera conocer de súbito todas las miserias de la tierra, ha de verse obligado a vender sus libros. Ha de causar ciertamente una dolorosa tristeza la necesidad de vender los libros que hemos logrado reunir a costa de esfuerzos y sacrificios y que han sido nuestros compañeros fraternales en las horas de alegría y en las horas de abatimiento; esos libros, como el humanísimo “Don Quijote”, que nos han hecho reír y nos han hecho pensar, o han sido un bálsamo para nuestras heridas, o nos han aconsejado sabiamente en la incertidumbre y en la angustia.

Ante nuestra imaginación desfilan los que no tuvieron otra pasión que la del libro y por él vivieron y murieron. ¡Cuántas tragedias íntimas y silenciosas!... Citemos someramente algunas de esas victimas ilustres del libro, aunque solo sea para ejemplaridad de los que, desconociendo su valor y trascendencia, sienten por él, en su triste ignorancia, indiferencia o desprecio.

El abate Claudio Goujet (1697-1767), historiador, murió de pena, después de haber vendido, por azares de la suerte, su biblioteca, en la que había llegado a reunir diez mil volúmenes. El filólogo Ricardo Brunck (1729-1803), que se vio precisado de desprenderse de sus libros, lloraba cada vez que oía citar a alguno de sus autores predilectos. De la Bedoyère logró reunir, durante veinte años, una colección de libros y estampas de la Republica francesa, y tuvo que venderla. Arrepentido de ello, solo pudo recuperarla después de tantos sacrificios que le causaron la muerte. Gaupil, profesor de Botánica en Paris, murió de desesperación al ver saqueada su biblioteca por la multitud. Lo mismo ocurrió a Colnet du Ravel, que en la revolución de 1831 contempló sus libros impíamente arrojados al Sena. El sabio italiano Urceo, después de haber trabajado una noche en su biblioteca, salió sin extinguir la lámpara, y el fuego devoró sus papeles y sus libros; él se arrojó entre las llamas para salvarlos, y luego huyó y anduvo errante por los bosques.

Conocido es también el caso de Lanwers que pasaba toda suerte de privaciones para poder enriquecer su biblioteca, y la muerte le encontró con la mirada fija en sus libros; no había querido desprenderse de uno solo de ellos para cambiarlo por un pedazo de pan. Otra víctima del libro fue el austero filósofo católico Bordas Demoulin (1798-1859), que vivía pobremente, privándose de lo más necesario para poder adquirir libros. Un día bajo de su buhardilla para comprar, con los últimos céntimos que le quedaban, un pedazo de pan; pero al pasar delante de una librería de viejo, vio un libro que le interesaba. Si lo adquiría, se quedaba sin pan. El buen filósofo no vaciló: compró el libro y volvió contento a su buhardilla, de donde salió pocos días después para el Hospital Lariboisière y el cementerio. Proudhon, otro gran amigo del libro, confesaba haber llorado ante el caso de Bordas Demoulin y haber visto en la vida de este filósofo el reflejo de su propia vida.

Citaremos, por último, el caso del ilustre periodista Armando Bertin (1801-1854), director del Journal des Débats, que se extinguió en su biblioteca, poco después de la muerte de su esposa, mientras acariciaba uno de los libros favoritos de ella...

Si hemos mencionado estas víctimas del libro, entre otras muchas, esto no significa, ciertamente, que sea preciso llevar a tales extremos la bibliofilia. Tal vez alguno de esos hombres era, mas que bibliófilo, bibliómano: y el bibliómano ya sabéis que es un ser raro, que colecciona volúmenes por puro afán de coleccionarlos o por vanidad pueril, como podría reunir otros objetos, y sólo los conserva para sí, como guarda el avaro sus tesoros.

Carlos Róala
.

Articulo premiado en el concurso convocado por la Cámara Oficial del Libro de Madrid en 1927 con ocasión de la Fiesta del Libro. Recuperado del hermoso sitio web "hay que leer más".

Sobre la traducción de un título

"Warum läuft Herr R. Amok?", el título original de la primera película en color escrita y dirigida en 1969 por Reiner Werner Fassbinder, ha sido traducida al español de varias maneras, una de ellas equivocada. Se trata de la traducción ¿Por qué corre el señor Amok?, que dicho sea de paso, no tiene en cuenta la R. que alude indudablemente, al nombre del personaje principal, el señor H. Raabs, cuidadosamente representado por Kurt Raab.

Tal vez una explicación ayude a evitar el equívoco. La palabra Amok, que viene del malayo mengamuk y que significa "ir loco con rabia incontrolable", es el término usado por la psiquiatría para designar la enfermedad mental que consiste en una súbita y espontánea eclosión de rabia salvaje, que hace que la persona afectada ataque locamente con algún tipo de arma y que hiera o mate indiscriminadamente a los hombres y animales que aparezcan a su paso. Los psiquiatras le llaman a este tipo de ataque "Síndrome Amok".

Ahora bien, a la persona que es objeto de este tipo de ataque se le llama en alemán Amoklaufer. Y una manera de designar en alemán a la acción de atacar de esa manera es precisamente con el verbo "Amoklaufen", término apropiado para titular la película ya que ésta muestra escenas de la vida de un hombre que ataca con locura (das Leben eines Mannes, der Amok läuft). Similar estructura tiene la traducción más usual de este título al inglés (Why runs Mr. R. Amok?) que considera el hecho de que la película trata de the life of a man that runs amok.

En este orden de ideas, están más cerca del título original quienes lo traducen como "¿Por qué ataca con locura el señor R.?" o "¿Por qué le da el ataque de locura al señor R.?" o "¿Por qué le da por atacar al señor R.?"

Y hablando no ya del título sino de la película, resulta interesante la opinión del crítico alemán Knörer quien escribe que la pregunta clave no es por qué ataca el señor señor R. (Warum läuft Herr R. Amok?), cosa bastante clara cuando se piensa en el aburrimiento y en la pesantez que transmite el personaje, sino por qué no le da el mismo ataque a la esposa, a los compañeros de trabajo y a todos los que le rodean.

Al fin y al cabo, el señor R. es un hombre ordinario, con un trabajo ordinario, con una familia ordinaria, con una vida ordinaria.

Un Consejo de Pier Paolo Pasolini

Lector: Soy un joven de veinte años como tantos. Pero mi destino es distinto al de los demás porque estoy convaleciente en una clínica y, además, con posibilidades económico financieras restringidas: mis padres son obreros. Me he dedicado al estudio de la literatura italiana, pero querría profundizar un poco más y estudiar a los poetas. He pedido ayuda a varios editores para que me mandasen libros usados, pero no he obtenido nada. Ahora me dirijo a usted para obtener ayuda. ¿Cuáles son los libros que debo estudiar?, ¿cuáles son los poetas cuyo estudio debo profundizar?, ¿Cuál es el mejor sistema para dichos estudios? Angelo Maffini.

Pasolini: Si tus deseos de aprender son auténticos y duraderos tú te encuentras tal vez en el momento más hermoso de la vida. Recuerdo cuando me tocó a mi. ¡Qué dias! Pasaba horas y más horas en el Portal de la Muerte, en Bolonia, donde se vendían libros usados, eligiendo, leyendo títulos, espiando páginas e índices. Tenía quince años y hasta entonces tan sólo había leído libros de aventuras (en Cremona. donde viví tres años); luego, inesperadamente, hallé El Idiota de Dostoievsky y luego a Tolstoi y, a continuación, las tragedias de Shakespeare. Sólo un año o dos más tarde descubrí la poesía contemporánea, gracias a un joven profesor del liceo, poeta él mismo, Mario Rinaldi. Y entonces leí Le Occasioni de Montale y el Sentimento del tempo de Ungaretti, que fue fueron la revelación número dos.

Me puse a leer como un desesperado a los poetas contemporáneos, que entonces eran los poetas herméticos, y de ellos llegué a los simbolistas, especialmente a Rimbaud. Y, naturalmente, continuaba leyendo con voracidad a los narradores del siglo XX: los rusos, los ingleses y los franceses.

Como observarás no hubo un "plan" de lecturas, las cosas surgieron por ellas mismas. Me imagino que tu tendrás mucho tiempo disponible en la clínica donde te encuentras, por lo tanto empieza a dejarte guiar por el azar. Utiliza quizá, como guía, la historia de la literatura italiana de De Sanctis, que es tan sugestiva, y también la más moderna de Spegno. Te recomendaría que empezases por los escritores contemporáneos, son más fáciles de comprender en su verdadero valor, en su verdadero cuadro histórico. Para los clásicos es necesario a menudo un difícil tirocinio filológico e historicista y frecuentemente ocurre que leyéndolos de esta manera, instintivamante, se incurre en equívocos deformadores. Después de haber aprendido a "leer" con tus contemporáneos, puedes enfrentarte con los clásicos con más experiencia y con más sensibilidad".

Revista Vie Nuove. Num 29, año XV, 16 de julio de 1960. Incluído en Pier Paolo Pasolini. La Bellas Banderas. Barcelona, España. Editorial Planeta. 1982.

Fernando Pessoa, poeta de varios rostros

El 30 de noviembre de 1935 muere Fernando Antonio Nogueira Pessoa, poeta mayor de Portugal y uno de los mayores de la literatura universal. Su última frase fue escrita a lápiz y en inglés y dice: “I know not what tomonrrow will bring” (No se lo que el mañana traerá).

Había nacido en Lisboa el 13 de junio de 1888. Durante su infancia viajó a Durban, en Suráfrica, donde su padre era cónsul. A pesar de su actividad febril pocas cosas publicó en vida; escribía poesía, ensayos, crítica, estudios filosóficos, hacía traducciones del francés, el inglés; este último fue su segunda lengua: fue bilingüe y trabajó como traductor técnico. Escribió y definió las líneas de sus más famosos heterónimos, para quienes inventó personalidades divergentes y estilos literarios distintos: Alvaro de Campos, Ricardo Reis y Alberto Caeiro, Alexander Search, el Barón de Teive, Antonio Mora, Bernardo Soares, y la larga lista continúa.Desde niño estuvo obsesionado por el tema de la locura (¿de su locura?), de la que indagó causas. En 1935, en carta dirigida a un crítico, dice: "El origen de mis heterónimos es el profundo rasgo de histeria que hay en mi. No sé si soy sencillamente histérico, o si soy más propiamente histérico-neurasténico (...) Sea como fuere, el origen mental de mis heterónimos está en mi tendencia orgánica y constante hacia la despersonalización y la simulación. Estos fenómenos –felizmente para mi y para los demás- se materializan en mí, quiero decir que no se manifiestan en mi vida práctica, exterior, en contacto con los demás; hacen explosión para adentro y los vivo yo, a solas para mi mismo. Si yo fuera mujer –en la mujer los fenómenos histéricos se desahogan en ataques y cosas parecidas-, cada poema de Alvaro Campos (lo más histéricamente histérico de mí) sería una alarma para la vecindad. Pero soy hombre, y en los hombres la histeria asume principalmente aspectos mentales, así como concluye todo en silencio y poesía."

Predomina en su obra la inquietud por el carácter inasible del yo. “Todo se me evapora - Escribe en el Libro del Desasosiego. Mi vida entera, mis recuerdos, mi imaginación y lo que contiene, mi personalidad, todo se me evapora. Continuamente siento que he sido otro, que he sentido otro, que he pensado otro. Aquello a lo que asisto es un espectáculo con otro escenario. Y aquello a lo que asisto soy yo (...) Encuentro a veces, en la confusión vacía de mis gavetas literarias, papeles escritos por mí hace quince años, quizás más años. Y muchos de ellos me parecen de un extraño; me desreconozco en ellos. Hubo quien los escribió, y fui yo. Los sentí yo, pero fue como en otra vida, de la que hubiese despertado como en un sueño lejano.”

Después de su muerte han aparecido sus Obras Completas publicadas con diferentes nombres. I-Poesías, 1942, de Fernando Pessoa; II-Poesías, 1944, de Alvaro de Campos; III-Poemas, 1946, de Alberto Caeiro; IV-Odas, 1946, de Ricardo Reis; V-Mensajes, 1945; VI-Poemas dramáticos; y VII y VIII-Poesías inéditas. Destaca también El libro del desasosiego (aparecido en 1982), que inició el poeta en 1912 y que se compone de aforismos, divagaciones y fragmentos de su diario.

Los libros de Pessoa, como algunos de Musil o de Bataille, son a veces difíciles de conseguir en nuestro medio. En nuestros enlaces recomendados aparece una dirección electrónica donde podrán, si lo desean, leer algunos de sus poemas.

Fernando González, pensador colombiano

El pensador Fernando González Ochoa, nació el 24 de abril de 1895 en Envigado, Antioquia, Colombia. Vivió intensos 69 años. Desde niño su espíritu original y rebelde se manifestó con ímpetu. Gracias a la expulsión del colegio -su marginamiento del mundo académico duraría tres años- surgió su primera obra, Pensamientos de un Viejo, que saldría a la luz pública en 1916, presagiando ya lo mucho que tendría por decir en años posteriores.“Pueblo mísero, envilecido por centurias de dominio español, convento de clérigos vestidos hasta las orejas, pueblo cuya capital es Bogotá, ciudad habitada por hombres que piensan, escriben y viven para cubrirse, por que son pecados andantes. Miguel Angel, Goethe, el Libertador y yo no nos tapamos”. Con frases de este tenor fustigaba a todo tipo de jerarquías. Y no se interprete a González como si estuviera atacado de algún brote de xenofobia hacia los bogotanos. En Los Negroides, escribió sobre su tierra natal: “...De ahí que el antioqueño no sirve sino para abrir fincas, para conseguir dinero, y que no se pueda confiar en sus ideas políticas, religiosas etc(...) El medellinense tiene su lindero en sus calzones; el medellinense tiene los mojones de su conciencia en su almacén de la calle Colombia, en su mangada de El Poblado, en su cónyuge encerrada en la casa, como vaca lechera”. Era que Fernando Gonzáles necesitaba sentirse acicate contra políticos y altos jerarcas; vivir a contracorriente y “a la enemiga”, como decía él. Su producción literaria e intelectual fue abundante, sobre todo entre 1929 (Viaje a pie) y 1941 (El maestro de escuela). Durante estos años escribiría la mayoría de sus obras: Mi Simón Bolívar, 1930; Don Mirócletes, 1932; El Hermafrodita Dormido, 1933; Mi Compadre, 1934. Salomé, concebida y registrada en sus apuntes de esos años, aunque sólo vería la luz pública en 1984, contenía las ideas madre de una de sus mejores obras: El Remordimiento, publicada en 1935. Otras obras de esa época fueron Cartas a Estanislao, 1935; Los Negroides, 1936; y Santander, 1940.

En Colombia, Fernando González ha suscitado juicios contradictorios. El poeta Juan Manuel Roca afirma que le resulta “difícil encontrar algo más personal, alguien con un don más poderoso para habitarse, con tanta maestría para enseñar el sentido de las palabras”; para Rafael Gutiérrez Girardot, en cambio, fue solo un simulador: “la cuestión de si fue filósofo o ensayista- Dijo- no es una pregunta por si él dejó un “sistema” o una doctrina, sino por el rigor, la coherencia, la cualidad y la adecuada fundamentación crítica de su pensamiento, y nada de eso se encuentra en su obra”. Fuera del país libros como Viaje a Pie fueron recibidos por la crítica como un hecho sorprendente: “Stendhal hubiera amado este libro –Dice la reseña de Les Nouvelles Litteraires. Paris.1929- donde palpita un horror por el ultramontanismo, parecido al suyo: las mismas revueltas, las mismas exasperaciones, apaciguadas, sin embargo, por la serenidad filosófica, porque Fernando González es, ante todo, un hombre de contemplación”.Un escritor ya casi olvidado y sin embargo su escritura nos sigue presente mucho tiempo después de cerrar alguno de sus libros. Y no nos deja de maravillar.

Søren Kierkegaard, entre la angustia y la fe

El 15 de mayo de 1813 nace en Copenhague, Dinamarca, el filósofo Søren Aabye Kierkegaard. Fue el séptimo hijo de un campesino enriquecido por el comercio del lino y ya retirado del negocio. Pasó su infancia en un ambiente de adultos. Desde muy joven su padre transmitió a Søren la fe cristiana, aunque interpretada desde una visión que ponía el acento en las doctrinas del pecado del hombre y la justicia de Dios. En 1838, a los veintidós años acontece lo que Kierkegaard describió como "un gran terremoto". "Fue - dice Kierkegaard en su Diario- cuando ocurrió el gran terremoto, la terrible revolución que de repente me llevó a formular una nueva e infalible ley de interpretación de los hechos. Entonces tuve el barrunto que la provecta edad de mi padre no era una bendición divina, sino, muy al contrario, una maldición (...) entonces percibí cómo se espesaba sobre mí el silencio de la muerte, y mi padre se presentó a mi consideración como un infortunado ser condenado a sobrevivirnos a todos nosotros (a Søren y a sus hermanos), como una cruz sobre la tumba de todas sus esperanzas. Debía pesar una falta sobre la familia y Dios la castigaba: desaparecería barrida por la todopoderosa mano de Dios, borrada como una tentativa fracasada...". Es probable que con estas expresiones Kierkegaard se refiriera a la siguiente confesión que le hiciera su padre: a los once años, encontrándose éste en los agrestes pastos de Jutlandia cuidando un rebaño, herido por el frío y la humedad, desde lo alto de una roca levantó los brazos al cielo y maldijo a Dios. El recuerdo de esta "maldición" lo acompañaría durante el resto de su vida y al fallecer su padre, Søren supuso que aquel destino sombrío sería heredado por él.

Por un tiempo breve se separó de la iglesia luterana y llevó una vida social extravagante y se convirtió en una figura en los teatros y cafés de Copenhague. Tras la muerte de su padre en 1838, sin embargo, decidió volver a congregarse y reemprender sus estudios teológicos. En 1840 se comprometió con Regine Olson, de 17 años, pero muy pronto se dio cuenta de su incapacidad para aceptar ese vínculo a causa de su naturaleza melancólica y de su vocación filosófica. Rompió el compromiso matrimonial en 1841, pero este hecho fue muy significativo para él y aludió al mismo repetidas veces en sus libros. El mismo año asistió a las lecciones de Shelling en Berlín. Kierkegaard termina decepcionándose de las propuestas del filósofo alemán y regresa definitivamente a Copenhague, donde estudia teología y filosofía y donde conoce la filosofía hegeliana, contra la que reaccionó con apasionamiento. Recibió la licencia de pastor luterano, pero, después de pronunciar su primer sermón, comprendió que ésa no era su vocación y dedicó su vida a exhortar a sus contemporáneos por medio de escritos.

El trabajo de Kierkegaard es poco sistemático. Escribió ensayos, aforismos, parábolas, cartas ficticias, diarios y otras modalidades literarias. Muchos de sus escritos fueron, al principio, publicados bajo seudónimos como Victor Eremita, Johanne de Silentio, Hilarius religator (encuadernador) o Frater Taciturnus.

Aplicó el término “existencial” a su filosofía porque consideraba a ésta como la expresión de la vida experimentada con intensidad. Creía que los individuos configuran su propia naturaleza a través de las elecciones que debe hacer sin la orientación de normas universales. Así, la seguridad de cada elección sólo puede determinarse de una forma subjetiva, personal.

Kierkegaard es famoso por su doctrina de las tres vías o tres vidas: la vía estética, la vía ética y la vía religiosa. Inicialmente, en su primer gran trabajo O lo uno o lo otro (1843), Kierkegaard describió dos estadios de existencia entre las que cada individuo podía escoger: la estética y la ética. En el estadio estético, el hombre busca la variedad y la novedad en un esfuerzo por evitar el aburrimiento y el dolor; no tiene compromiso con nada, busca lo diferente, lo novedoso y vive cada instante sin considerar el pasado y el futuro.

El estadio estético es desesperante, porque implica una peculiar pérdida de dominio sobre las cosas y sobre uno mismo, que inmediatamente se manifiesta con rasgos de frivolidad. La angustia desencadenada incluye este tipo de frustración, y suele recurrir, para encubrir tal pérdida, a la ironía fácil, que muchas veces presenta rasgos de pedantería, petulancia o histeria.Kierkegaard encuentra cuatro tipos humanos que viven estéticamente, aunque su sintomatología está bien diferenciada. El primer tipo puede situarse bajo la denominación genérica del borracho, el hombre tosco, elemental, que se dedica a acumular placeres bastos o no depurados.

El segundo tipo puede encontrar sus rasgos más característicos bajo la figura del ejecutivo. Kierkegaard lo describe como el hombre que se afana continuamente, dando mucha importancia a su hacer y a sus cálculos: anda con prisa, de un lado para otro, con una acelerada y ávida planificación que le sume en una vorágine corrosiva. En este tipo humano se da la misma insensibilidad que en el borracho para tocar fondo en su mismo ser, y fundamentar su hacer.

En tercer lugar figura el tipo que básicamente se suele identificar con el dandy. Se trata del hombre que progresa continuamente en una premeditada depuración de elegancia y originalidad, de impresiones nuevas o combinadas.

Por último, Kierkegaard califica a Hegel como "hombre estético" y lo sitúa en esta perspectiva, porque, según Kierkegaard, la crisis de su pensamiento reside precisamente en su falta de radicalismo "Hegel se pone muy serio– dice Kierkegaard- lo que está diciendo es importantísimo. La seriedad del negociante y la solemnidad del borracho son claras. Pero la frivolidad echando mano de la seriedad, reitera la falsificación: hacer valer lo superficial implica y ratifica una falsía de base”.

A diferencia del estadio estético, el estadio o camino de la vida ética significa un intenso y apasionado compromiso con el deber y con obligaciones sociales y religiosas. La nueva relación con los demás que se da en este estadio la simboliza la institución del matrimonio y el cumplimiento de deberes que impone. Para Kierkegaard esta idea es originaria de los griegos, dando como ejemplo el relato del sacrificio de Ifigenia por parte de Agamenón. Como es sabido, en la mitología griega Ifigenia era la hija mayor del rey Agamenón y la reina Clitemnestra. La diosa Artemisa castigó a Agamenón tras haber matado éste un ciervo sagrado en una arboleda sagrada y alardear de ser mejor cazador. En su camino para participar en la Guerra de Troya, los barcos de Agamenón quedaron de repente inmóviles al detener Artemisa el viento en Aulis. Un adivino reveló que la única forma de apaciguar a Artemisa era sacrificar a Ifigenia, hija de Agamenón. Según algunas versiones, éste así lo hizo. En este relato –señala Kierkegaard- prima el deber de Agamenón como rey de su pueblo, se observa el sacrificio del individuo (Ifigenia) por el bien de la comunidad, además la diosa artemisa habla en público en un lenguaje que todos pueden entender; se sacrifica lo particular (el amor del padre) por lo universal (la conveniencia de la comunidad), es decir, se sacrifica lo estético a favor de lo ético. Por otra parte, Agamenón tiene el consuelo de que la comunidad llora su destino trágico, comprensible para todos, incluso para su mujer y para la hija sacrificada.

No obstante, señala Kierkegaard, en el estadio ético también surge la angustia: los deberes a la larga se sienten como una carga que genera agobio. Entonces advierte el hombre que el estadio ético comporta una pérdida de responsabilidad individual y que en suma lo importante no es el cumplimiento del deber como padre, sino la relación con Dios, con lo infinito.Si se concibe este pensamiento el hombre salta al estadio religioso.

En Temor y Temblor (1846), Kierkegaard centra su atención en la experiencia del patriarca bíblico Abraham. Como es sabido, Abraham, por mandato de Dios, decide caminar solo y hacia la montaña de Morah con el propósito de sacrificar la vida de su hijo Isaac. Abraham -interpreta Kierkegaard- da muestra de su fe al someterse al mandato de Divino, incluso aunque no lo pueda comprender, y aunque vaya en contra de sus deberes como padre y en contra de sus deberes como miembro de una comunidad (de haberse consumado la muerte de Isaac, éste habría sido el primer sacrificio humano en el seno del judaísmo). Esta 'suspensión de la ética', para decirlo en términos de Kierkegaard, permite a Abraham alcanzar un auténtico compromiso con Dios.

Para evitar la desesperación última, dice Kierkegaard, el individuo tiene que dar un 'salto de fe', que es en sí misma misteriosa y se halla plagada de riesgos. En efecto, Abraham sacrifica su amor de padre (lo estético) y su deber de padre (lo ético) por su relación con Dios (lo infinito). Sacrifica lo finito (sentimiento) y lo universal (deber moral) y lo hace por algo infinito y particular, que es Dios. A diferencia de Agamenón, Abraham está solo y su situación es de máxima angustia. El lenguaje con el que Dios le habla es privado y sus términos no pueden ser comprendidos por los demás. Si Isaac hubiera muerto, Abraham no hubiera tenido el consuelo ni la comprensión de su comunidad. Que él siga hasta el final no es racional, entendible, es una cuestión de fe. Es que su fe va unida al amor, a la confianza en Dios, sin la cual nada de lo que hace tendría sentido.En el tercer nivel, el religioso, el hombre se somete a la voluntad de Dios, y al hacerlo, paradójicamente dice Kierkegaard, encuentra la auténtica libertad.Kierkegaard consideraba que el alejamiento del hombre de Dios, la ruptura con la fe, era el acontecimiento más importante de su tiempo. Sin embargo consideraba que, con el paso de los siglos, el cristianismo se había ido degradando hasta el punto que hoy el mayor peligro residía en que todos nos llamáramos cristianos sin que ninguno lo fuera verdaderamente. Esta situación la veía llevada a su máxima expresión en su propio país, donde el estado sostenía económicamente a los predicadores. ¿Cómo podía ser que los predicadores de la palabra de Jesús (quien decía a sus discípulos: «Ustedes no son de este mundo»; quien fue perseguido y matado por las autoridades romanas y judías de su tiempo) vivieran del sueldo que les pagaba el gobierno? La indignación que este hecho generaba en Kierkegaard lo llevó a enfrentar a su propia Iglesia Luterana de Dinamarca.

Sus últimos trabajos, como La enfermedad mortal (1849), reflejan una idea cada vez más pesimista de la vida y enfatiza en el sufrimiento como esencia de la verdadera fe cristiana. También redobló sus ataques, dirigidos contra la moderna sociedad europea, que denunció en La era actual (1846) por su falta de pasión y por estar entregada a valores cuantitativos. La tensión producida por sus numerosos escritos y las controversias en que participó, minaron poco a poco su salud; en octubre de 1855 se desmayó en la calle y murió el 11 de noviembre de 1855 en Copenhague, habiendo gastado toda su herencia en la publicación de sus obras, cuando apenas tenía 41 años de edad.

En Colombia, el profesor y director de cine Juan Diego Caicedo, ha notado cierta afinidad entre el pensamiento de Kierkegaard y el movimiento cinematográfico Dogma 95. “Una vida plena es una vida plena de dificultades”, dictaminó Kierkegaard. Quien sabe si las heroínas de películas como Bailarina en la Oscuridad o Rompiendo las olas, del gran director Lars von Trier, hayan surjido de necesidades espirituales similares a las que dieron origen al pensamiento del filósofo danés.

Yukio Mishima, la nostalgia de un samurai

El 14 de enero de 1925 nació en Tokio, en el seno de una familia de samuráis, el escritor Yukio Mishima. Su verdadero nombre era Kimitake Hiraoka pero se lo cambió siendo adolescente.

Después de estudiar leyes en la universidad de su ciudad natal, se dedicó por completo a la literatura.Desde su adolescencia estuvo obsesionado por violentas fantasías que narró con detalle en sus obras. Algunas de ellas tienen un profundo tono autobiográfico y reflejan su pasión por el masoquismo y la preocupación por el cuerpo físico. La fascinación por la sangre, la muerte y el ritual son patentes en toda su carrera.

En 1944 publicó su primer libro, un volumen de cuentos, poco antes de ser convocado por el Ejército para una misión suicida en la que finalmente no se le admitió. Al terminar sus estudios entró en la administración pública, pero pronto abandonó su carrera de funcionario para dedicarse profesionalmente a las letras. Mishima, que era bisexual, en su obra inicialmente analiza los problemas de la generación de posguerra y otorga especial atención a los temas del amor y del sexo. En 1952 emprendió un largo viaje por América y Europa y en 1958 contrajo matrimonio.

En medio del gran florecimiento industrial y consumista Mishima hacia un llamado en contra de los que olvidaban el "auténtico y verdadero Japón" y se lamentaba de ver que su país "se aleja de sus fundamentos" y "entrega su futuro a las potencias extranjeras". El literato se veía a sí mismo como renovador espiritual del Japón e invitaba a sus compatriotas a reflexionar sobre si mismos y a devolver al Emperador y al ejército todo el poder. Su sentido estético de lo heroico lo llevó a defender siempre un retorno a las antiguas y ancestrales virtudes del pasado, así como al austero patriotismo del Japón imperial. “¿Cómo es posible denominar "hombre de acción" –escribió- a quien por su trabajo de presidente en una empresa hace ciento veinte llamadas telefónicas diarias para adelantarse a la competencia? ¿Y es tal vez un hombre de acción el que recibe elogios porque aumenta las ganancias de su sociedad viajando a países subdesarrollados y estafando a sus habitantes? Por lo general, son estos vulgares despojos sociales los que reciben el apelativo de hombres de acción en nuestro tiempo. Revueltos entre esta basura, estamos obligados a asistir a la decadencia y muerte del antiguo modelo de héroe, que ya exhala un miserable hedor. Los jóvenes no pueden dejar de observar con disgusto el vergonzoso espectáculo del modelo de héroe, al que aprendieron a conocer por las historietas, implacablemente derrotado y dejado marchitar por la sociedad a la que deberán pertenecer algún día.”

En 1955 inició un completo programa de pesas y mantenimiento muscular con la obsesión de que el paso del tiempo no dejase huella en su cuerpo. Se hizo experto en karate y kendo. En 1968 formó una milicia llamada Sociedad del Escudo, comunidad al estilo de los samuráis con la que intentaba devolver a Japón sus raíces más tradicionales. No logró su objetivo y el 25 de noviembre de 1970 se hizo el sepukku o haraki-ri que, como es sabido, es el suicidio conforme al Bushido, el antiguo código de honor de los samuráis. Tenía 45 años.Seguramente el drama personal de Mishima no es explicable solamente por su inconformidad política sino que lo agobiaban otras ansiedades. Un especialista en su obra, el profesor Takashi Inoue, afirma que “la cuestión más importante para Mishima era cómo solucionar el vacío que él sentía interiormente. Él se sentía marginado de su propia vida, lo que, a su vez, originaba un profundo vacío en su espíritu. Se sentía apartado de lo que es vivir y buscaba una solución a esto (...). Para superar ese estado se dedicaba a la literatura y escribía obras de teatro. Sin embargo, nunca pudo superar por completo este vacío a través de la actividad literaria. Por lo tanto, para alcanzar la total satisfacción a la que aspiraba tuvo que llegar a donde llegó, es decir, a cometer seppuku...Porque a través de la muerte podía llenar el vacío y también superar esa sensación de estar apartado de su propia vida”. Si fue así, resulta dudoso que se le pueda dar algún significado a la vida precisamente diciendo no a la vida misma, aquí o en Japón

La obra de este gran escritor no ha sido traducida en su totalidad al español como tampoco, hasta donde sabemos, al inglés, francés o al alemán. La primera novela de Mishima fue Confesiones de una Máscara (1979), y está centrada en el tema del despertar de la sexualidad. De su producción literaria forman parte también El Rumor de las Olas (1954), El Pabellón de Oro (1956; Seix Barral, 1963 y 1985), El Marino que Perdió la Gracia del Mar (1963), Nieve de Primavera (1966) y Caballos Desbocados (1968), llegó a ser ampliamente conocida fuera de Japón.

Como dramaturgo, Mishima demostró su interés por el teatro tradicional japonés y occidental. Entre sus dramas se encuentran Rokumeikan (1956), Mi Amigo Hitler (1969), y Madame de Sade (1965) que intentó analizar al Marqués de Sade desde el punto de vista femenino.

En Japón se consideraba que Mishima era el único autor contemporáneo con el suficiente talento para escribir obras kabuki, forma creada durante el S XVI y donde imagen, corporalidad, espacio y sonido se integran en un solo ritmo armonioso. Tal vez ustedes recuerden la muestra kabuki en las primeras escenas de la hermosa película La Casa de las Dagas Voladoras, estrenada el año 2004.

Se han realizado varias adaptaciones cinematográficas de sus cuentos, obras de teatro y novelas. Algunas de ellas son: “El Ruido de las Olas” (1954).de Senkishi Taniguchi; “La Llamada del Tormento” (1958) de Kon Ichicagua basada en la novela el “Pabellón de Oro”; “Patriotismo” (1965), de Masaki Domoto y donde Mishima hace el papel de teniente; “El Lagarto Negro” (1968).Su vida y obra han dado materia a la biografía de John Nathan Mishima (Seix Barral, 1985) y al estudio de Marguerite Yourcenar Mishima o la Visión del Vacío (Seix Barral, 1985). El director norteamericano Paul Schrader realizó una película titulada precisamente “Mishima” (1985).

Hoy en día el Imperio del Sol Naciente sigue siendo para nosotros hermético, extraño, inalcanzable. Ojalá los libros de Mishima, libros nostálgicos de un Japón perdido irremediablemente, nos ayuden a acercarlo un poco.

Scott Fitzgerald desde Hollywood

El escritor norteamericano Francis Scott Key Fitzgerald (24 de septiembre de 1896- diciembre 21 de 1940) trabajó en varias ocasiones como guionista en Hollywood, particularmente para la Metro Golden Meyer, la productora cuyas películas aún nos saludan con su león rugiente. Colaboró en la producción de las películas Tres Camaradas (1938) de Frank Borzage, Maria Antonieta (1938) de W. S. Van Dike, y Un Yanqui en Oxford (1938) de Jack Conway. Se dice que Fitzgerald también trabajó en varios otros proyectos cinematográficos sin recibir los créditos. Lo Que El Viento Se Llevó fue una de esas películas en las que tuvo una participación activa pero discreta.

Desde Los Angeles, el escritor envió algunas cartas a su hija, a quien llamaba Pie (Tarta) y que vivía en Maryland, en las que le compartía sus dificultades en el mundo del celuloide. Con estilo sobrio y rotundo le explicó que no creía demasiado en la felicidad ni en la desdicha; “Esas son cosas –le dice una vez a Pie- que ves sobre el escenario o en la pantalla o en la página impresa, nunca te suceden en la vida real”. Le cuenta de sus fracasos, de sus vaivenes económicos a pesar de ser el escritor más reconocido en el medio y de las increíbles estafas que le propinaban los empresarios de la Golden. Eso sin contar sus luchas por lograr alguna independencia creativa. Si un escritor quiere hacerse respetar en Hollywood, le dice, debe descubrir a los hombres clave entre los jefes, debe rodearse de colaboradores flexibles y luego "luchar con dientes y uñas" para alcanzar su autonomía, "para que te dejen solo con tu película".

La correspondencia entre el escritor y su hija fue extensa y conforma un capítulo del título Letters of Scott Fitzgerald. Una de esas cartas a su hija finaliza con este consejo memorable:

"Cuida tu persona mentalmente (estudia cuando estés despejada), físicamente (no te desgastes demasiado) y moralmente (no frecuentes sitios en donde debas mentir). Así tendrás más libertad de acción que premios".

En su Introducción a la Literatura Norteamericana, Jorge Luis Borges presenta en estos términos a Fitzgerald: "su vida entera fue una búsqueda de perfecciones; las buscó en los conceptos de juventud, de belleza, de aristocracia y de riqueza, que permiten a los hombres una mayor generosidad, un mayor desinterés y una más espontánea cortesía. Sus personajes corresponden a su experiencia personal, a las primeras ilusiones y al desengaño último. En su obra múltiple sobresalen dos libros: The Great Gatsby (El gran Gatsby), de 1925, relata la historia de un hombre que intenta en vano recobrar un amor juvenil, en el cual trasluce la nostalgia del antiguo sueño americano de un mundo nuevo... Técnicamente superior, Tender is the Night (Tierna es la noche) de 1934, analiza la vida de un expatriado que regresa a América para ocultar su fracaso íntimo. Más que ningún otro escritor de su generación, Scott Fitzgerald representa los años que sucedieron a la primera Guerra Mundial".

En el año 1949, El Gran Gatsby fue llevada por primera vez a la pantalla por el director Eliot Nuget. Más tarde, en 1974, fue filmada por Jack Clayton y protagonizada por Mia Farrow y Robert Redford. La adaptación más reciente, del año 2000, corresponde al director australiano Robert Markowitz. El libro y las tres películas comienzan con esta reflexión:.“En mis años más juveniles y vulnerables mi padre me dio un consejo que desde entonces ha rondado en mi mente: "Cuando quieras criticar a alguien", me dijo, "solo recuerda que no toda la gente en este mundo ha tenido las mismas oportunidades que tu".La película La Última Batalla (2002), del director Henry Bromell, recoge los eventos de los últimos días de la vida de Fitzgerald.

Parafraseando a Borges, puede decirse que Scott Fitzgerald, como Herman Melville, como Saul Bellow, es uno de los grandes escritores norteamericanos injustamente olvidados.

Bibliografía

Autores Varios. Los escritores frente al cine. Editorial fundamentos. 1981.

Jorge Luis Borges. Introducción a la literatura norteamericana. Editorial Emecé. 1997Primera edición. (Primera edición 1967).

Los Escritores y sus Cartas de Amor. Círculo de Lectores. Edición de Cathy N. Davidson.1994F.

Scott Fitzgerald. The Great Gatsby. The Scribner library. 1957

La angustia inexistencial de América, un par de páginas inactuales de Kafka

Por xul sin Solar

Correo: solarxulsinsolar@yahoo.com.ar

En la novela América de Kafka nos encontramos con el concepto de angustia inexistencial, expresada en tono irónico, proveniente no de Heidegger ni de Sartre, sus contemporáneos, sino del filósofo danés Søren Kierkegaard .

América, el símbolo de la utopía del inmigrante, es tomada por Kafka desde el primer capitulo como el reino de las más hondas injusticias, explotaciones y maltratos posibles. América es el mensaje indirecto de Kafka: a la utopía de la técnica y del capitalismo esquizofrénico le acompaña la decepción. Kafka asume en su obra la idea de Kierkegaard, de presentar la ironía y el humor como los refugios a los sufrimientos del mundo. En este sentido, es un precursor, por ejemplo, del teatro del absurdo.

América no será el refugio para los sufrimientos del inmigrante Karl Rossmann, - castigado por su padres por haber seducido una sirvienta- sino más bien su encuentro con la angustia de lo ´´indeterminable´´. América, no obstante, si será el refugio para Franz Kafka. La América que nunca ha existido, más que como spleen o ideal, por supuesto.

En Karl Rossmann, -en especial en el capitulo VII, del asilo, donde se narra una larga y absurda persecución de la policía. Allí, luego de que Delamarche golpea a Karl, y éste último intenta escapar de un cuarto oscuro por un balcón,- Kafka nos da cuenta de la ironía al referirnos sus pensamientos, en medio de la siguiente situación: ´´se quedó (Karl) mirando en silencio, como leía en su libro, cómo pasaba las hojas, cómo buscaba algo en otro libro que consultaba siempre con gran rapidez y cómo anotaba a menudo en un cuaderno, agachándose todas las veces tanto sobre él que resultaba una cercanía realmente inusitada. ¿sería un estudiante? Toda daba en realidad la impresión de que estudiaba. No era muy diferente el modo de como hacía ya mucho tiempo solía sentarse Karl, en su casa, ante la mesa de sus padres, cumpliendo sus deberes mientras su padre leía el diario o bien hacía asientos en algún libro o escribía cartas para alguna sociedad y su madre se entretenía en un trabajo de costura y sacaba el hilo de la tela alzando muy alto la mano. Para no incomodar a su padre, Karl ponía sobre la mesa únicamente el cuaderno y los útiles de su escritorio y distribuía los libros que necesitaba sobre sillas, a derecha y a izquierda. ¡Qué calma reinaba allí¡ ¡qué rara vez entraba en aquel cuarto gente extraña¡ ya de chico le gustaba a Karl seguir a su madre y estarse mirando cuando echaba la llave por la noche a la puerta principal de la casa. ¡No hubiera podido imaginar que Karl había llegado ahora hasta querer violar con cuchillos puertas ajenas¡ ¡Y qué sentido habían tenido todos esos estudios¡ ¡si los había olvidado todos¡ si hubiera tratado de seguir aquí sus estudios tal cosa le hubiera sido muy difícil. Recordó que una vez en su casa había estado enfermo durante un mes; que esfuerzos tuvo que hacer entonces para orientarse luego otra vez en medio de los estudios interrumpidos. ¡y ahora hacía tanto tiempo que, fuera de ese libro de correspondencia comercial en inglés, no había leído nada¡ ´´...

El libro de correspondencia en inglés alude probablemente al oficio con el que se ganaba la vida Kafka: su trabajo en el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo del Reino de Bohemia en Praga. Klaus Wagenbach, en su libro Imagenes de Franz Kafka, nos recuerda que: "el 30 de julio de 1908 Kafka entró en el Instituto y fue valorado enseguida como ´´brillante planificador y excelente abogado". Entre sus obligaciones figuraban la formulación de los ´´recursos´´ contra las instancias de los empresarios, la redacción de textos propagandísticos y divulgativos para el Instituto

Cuando Kafka nos entrega en América el párrafo donde evoca la "calma que reinaba allí" para que el efecto producido por las páginas anteriores sea mayor, se está "burlando" irónicamente de sí mismo, al presentarnos el papel de un estudiante que absorto en sus lecturas le es casi indiferente el mundo, -en este caso, el mundo de angustias de Karl-. En cierto sentido, es el Kafka escritor de oficina, inmerso en sus papeles burocráticos.

Resaltemos también que la expresión: "¡Y qué sentido habían tenido todos esos estudios", está escrita con signos de admiración y no de interrogación. Eso nos indica el tono irónico de Kafka, donde se relata de una manera indirecta un recuerdo de la juventud de Karl, siendo ahora Karl el extraño, el otro.

Dicho otro tiene mucho que ver con el titulo original que Kafka le había dado a América: ´´el desaparecido´´. La angustia de América expresa el doble sentimiento de quietud (acumulación) y de inquietud (consumo) propio de las sociedades burguesas del siglo XX: un aquí y ahora que es definido por Deleuze como: ´´capitalismo y esquizofrenia´´. ¿quién (o qué) podría darnos alguna quietud, diferente a la simple acumulación de riquezas, después de la muerte de Dios?

El 2 de agosto de 1917 Kafka escribió en su diario: ´´Pascal pone todas las cosas en orden antes de que Dios aparezca; pero debe existir un escepticismo más profundo y angustiado que el de la persona que se corta a sí misma en pedazos con cuchillos realmente maravillosos, pero con toda la calma del carnicero. ¿a qué se debe esta calma, esta seguridad en el manejo del cuchillo? ¿acaso Dios es un carro triunfal de teatro que se puede sacar a escena con cuerdas, admitiendo todo el esfuerzo y la desesperación de los trabajadores?´ ´

Por otra parte, la promesa del estudio y del merito personal como mecanismo de ascenso social es uno de los grandes engaños de América, y de todo lo que ella simboliza. El individuo para Kafka no se salvará de la irracionalidad, aun cuando dedique su vida al estudio. Para Kafka, su única salvación estaba en el arte. No en la técnica ni en la burocratización. De manera excepcional, Kafka vivió los dos procesos: se ganó la vida como ´´burócrata´´, y a la vez, por su trabajo, fue testigo de primera fila de la vida miserable de los obreros en las florecientes industrias europeas.

El 22 de enero de 1922, Kafka anota de nuevo en su diario: ´´de nuevo la intranquilidad. ¿cual es la causa? Ciertas ideas, que se olvidan pronto, pero que dejan tras ellas la inquietud, como algo inolvidable... también produce inquietud cierto sentimiento de comodidad que, aquí y allá, temeroso y distante, se me acercaba. Inquietud también por el hecho de que la decisión nocturna fuese solo una decisión. Inquietud porque, hasta ahora, mi vida ha sido una marcha constante, una evolución a lo sumo, en el sentido en que se va destruyendo un diente cariado. Por mi parte, no hubo nunca ni la más mínima orientación para abrirme paso en la vida. ´´

Kafka podría ser un buen lector de Nieztsche. Del Nietzsche del ´´Nacimiento de la Tragedia´´. Ninguna relación deberíamos establecer entre Nietzsche, Kafka y el nacionalsocialismo vía Heidegger. Para este último lo que interesa es, de una parte, salvar la metafísica, y de otra, proponer un camino intermedio entre la América del triunfo de la técnica y la Unión Soviética de la derrota frente a la burocratización.

A manera de epílogo.

Esta angustia kafkiana tiene su origen en Kierkegaard. En su tesis de doctorado sobre la ironía en Sócrates, presentada el 16 de julio de 1841 ya se vislumbraba el marcado interés de Kierkegaard por un concepto que será fundamental en su obra: la angustia, que luego definirá como un estado que se presenta cuando se está frente a algo posible, pero indeterminado. Lo indeterminado, o a veces lo efímero será fuente de constante inspiración para Kierkegaard, en especial en sus obras ´´Diario del Seductor´´ y ´´O bien o bien´´. En esta última, por ejemplo se aborda la figura de Fausto, como el que mejor conoce lo que significa lo efímero, en un sentido espiritual, a diferencia de Don Juan, para quien lo único que importa es el amor sensual. Según Kierkegaard: « Fausto es un demonio como Don Juan. Solo es un demonio superior. Él no le atribuye importancia a las sensaciones sino después de haber perdido todo en el mundo anterior... lo que él busca no es exclusivamente el placer de la voluptuosidad sino que él desea la inmediatez del espíritu ».

Lo que nos interesa destacar aquí es el concepto de ´´inmediatez´´. Si la angustia se refiere a lo indeterminable, a ese espacio que queda vacío en el diario vivir, entre la acumulación desenfrenada y el consumo voraz, entonces tal vez podríamos ver esta angustia como un estado del espíritu similar al nihilismo. Nihilismo como fuerza de creación, no como claudicación.

Dicha angustia, es descrita por Kierkegaard en ´´Diario del seductor´´, el 4 de abril: ´´ ah lo que esa angustia le agrega a vuestra belleza. Pero la angustia en si no es bella, solo lo es en el instante en que percibimos la energía que puede dejarla atrás. Perfecto¡ ´´.

América es para nosotros, tan solo una incierta invitación para dejar atrás América.

Gotas de Humor











































Apuntes:




- «Tomé un curso de lectura rápida y fui capaz de leer Guerra y Paz en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia». Woody Allen. Annie Hall.



- «Madame Ágata Christie es, desde luego, después de Lucrecia Borgia, la mujer a quien el crimen proporciona más dinero». Lord Bernard Shaw. Antología del humor. Editorial Aguilar.



- «¡Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me dan unas ganas de invadir Polonia!». Woody Allen. Misterioso asesinato en Manhattan.



- «Escribió 8 libros. Mejor hubiera plantado 8 árboles o tenido 8 hijos». Georg Lichtenberg. Aforismos.



- «Compré libros de Hume, Spinoza, Kant y otros filósofos pensando que serían la lectura ideal si un día tenía un accidente y quedaba parapléjico». Woody Allen. Cómo acabar de una vez por todas con la cultura.



«- ARGOS: Hay algunos ques galicados en "Cien Años de Soledad".
- GABO: ¡Se corrigieron en la edición francesa
Tomado de caricatura de Héctor Osuna. El Espectador. 1983.



- «Un espermatozoide es un bandido en estado puro». E. M. Ciorán. Silogismos de la Amargura.Tusquets Editores. 1990.



- «Fuera del perro, un libro es posiblemente el mejor amigo del hombre. Y dentro del perro posiblemente está demasiado oscuro para leer». Atribuída a Julius Henry (Groucho) Marx.




Ironías de la Informática:





Para saber qué es la recursividad hay que saber antes qué es la recursividad.





Ironías de la Física:










Filosofía del crimen no premeditado





PIENSO, LUEGO SOY, dijo el hombre famoso. Los árboles de mi jardín son, pero no creo que piensen, con lo que se demuestra que el señor Renato no estaba en su sano juicio y que lo mismo sucede con otros seres: mi suegro, por ejemplo, es y no piensa, o mi editor, que piensa y no es. Y si lo ponemos al revés, tampoco es cierto. No existo porque pienso ni pienso porque existo. Pensar es cierto, existir es un mito. Yo no existo, sobrevivo, vivir –lo que se dice vivir- sólo los que no piensan. Los que se ponen a pensar no viven. La injusticia es demasiado evidente. Bastaría pensar para suicidarse. No, don Descartes: vivo, luego no pienso; si pensara, no viviría. Hasta se podría hacer un bonito soneto: Pienso luego no vivo, si viviera no pensara, señor... etc., etc. Si para vivir se necesitara pensar, estábamos lucidos. Pero, en fin, si ustedes están convencidos de que así es, soy inocente, totalmente inocente, ya que no pienso ni quiero pensar. Luego si no pienso, no soy, y si no soy, ¿cómo voy a ser responsable de esa muerte?". Max Aub. Crímenes Ejemplares.

Ironías de la Teología
"Se cuenta que en el siglo III, el sabio Orígenes interpretó de forma literal el versículo Mateo 19:12 -«Hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos»- y se castró. Más tare Orígenes llegó a ser uno de los teólogos más destacados de su época y un defensor acérrimo de la interpretación metafórica". A. J. Jacobs. La Biblia al Pie de la Letra.



Ironías de la Economía:





«Hay dos clases entre los que hacen pronósticos: los que no saben y los que no saben que no saben». Atribuída a John Kenneth Galbraith.


------------------------


Aviso importante:


Varias de las imágenes incluídas en este blog han podido ser recuperadas por la web. Si alguna tiene copyright rogamos nos lo comunique y será retirada. libreriaelhacedor@yahoo.fr. Tal vez en algunas de ellas no pueda ver el texto nítidamente. El problema se resuelve haciendo click sobre la imagen.

Notice:


To fully appreciate the images in this blog, simply "click" to enlarge them. Any of them have been taken from web. If anyone is under copyright ©, please say us, and it will be got out. libreriaelhacedor@yahoo.fr